Osiel Cárdenas Guillén, exlíder del Cártel del Golfo y Los Zetas, ha sido liberado en Estados Unidos después de cumplir 21 años de condena. Conocido como uno de los capos más temidos de México, su liberación marca el fin de un capítulo oscuro en la historia del narcotráfico, pero abre interrogantes sobre su futuro y posibles consecuencias en México.
Capturado en 2003, Cárdenas Guillén fue un actor clave en la expansión del Cártel del Golfo, particularmente en las rutas de droga hacia Estados Unidos. A pesar de su encarcelamiento, mantuvo su influencia en la organización criminal, que se volvió aún más violenta con la incorporación de Los Zetas como brazo armado. Su liberación ha generado preocupación en México, donde enfrenta procesos judiciales pendientes, y podría desatar nuevas tensiones entre los cárteles rivales.
Las autoridades mexicanas están atentas a su próximo movimiento, mientras se decide si será deportado a su país natal. Su retorno podría reavivar viejas disputas en el mundo del narcotráfico, dado su extenso conocimiento y poder dentro del crimen organizado. El desenlace de su situación será crucial para la seguridad y estabilidad de las regiones afectadas por el narcotráfico en México.
