El Miércoles de Ceniza marca el comienzo de la Cuaresma, un período de 40 días de preparación para la Pascua en la Iglesia Católica. Esta fecha tiene un significado profundo, ya que invita a los fieles a la reflexión, el arrepentimiento y la penitencia.
En este día, los creyentes reciben una cruz de ceniza en la frente, un símbolo que recuerda tanto la fragilidad humana como la necesidad de arrepentirse por los pecados cometidos.
La ceniza utilizada proviene de la quema de las palmas del Domingo de Ramos del año anterior, lo que representa un ciclo de renovación espiritual.
Esta tradición tiene raíces en la Iglesia antigua, donde se usaba la ceniza como signo de humildad y conversión. Con el paso del tiempo, el Miércoles de Ceniza se ha consolidado como un día de ayuno y abstinencia obligatorios para los católicos, lo que refuerza el llamado a la penitencia. A través de estos actos, los creyentes se preparan espiritualmente para la celebración de la Pascua, con un enfoque en la purificación del cuerpo y el alma, buscando una mayor cercanía con Dios durante la Cuaresma.