En Pachuca, Hidalgo, una perrita sin hogar llamada Canela participa en las operaciones diarias de los microbuses locales. Cada día recorre las rutas junto a las unidades, acompañando a conductores y pasajeros. Su presencia se ha integrado a la rutina del transporte público, donde se ha ganado un lugar entre los trabajadores.
Canela sigue un patrón constante: corre al lado de los microbuses, ladra para señalar salidas y espera a los conductores al inicio de los recorridos. Los choferes afirman que conoce los horarios y permanece en el lugar incluso si un vehículo se retrasa. Su comportamiento ha generado familiaridad entre los usuarios, quienes la identifican como parte del servicio.
Pasajeros y conductores han comenzado a proveerle agua y comida, mientras que otros le ofrecen afecto. La historia de Canela se ha difundido en redes sociales, donde usuarios la describen como un símbolo de lealtad. Aunque no tiene un hogar fijo, la perrita ha encontrado un propósito en las calles de Pachuca, integrándose a la comunidad del transporte público.