PREOCUPACIÓN CRECIENTE POR LA PRESA MADIN AL 40% DE SU CAPACIDAD

La Presa Madin en Atizapán ha descendido a solo el 40% de su capacidad, generando una gran preocupación entre la población debido a la escasez y contaminación del embalse, informó Miguel Miramontes Lira, representante de la Cuenca y miembro de la organización Amigos de los Árboles.

Miramontes Lira indicó que están a la espera de una resolución del Juzgado Federal sobre una acción colectiva interpuesta contra las empresas inmobiliarias responsables de la contaminación de la presa. La demanda busca que estas empresas y las autoridades que permitieron la contaminación, ya sea por omisión o inacción, remedien los daños y paguen por ellos, bajo el principio de “el que contamina paga”.

La contaminación fue causada por desarrolladores que vertieron sus residuos en la presa, una acción que ha sido tolerada por las autoridades. A pesar de que el presidente Andrés Manuel López Obrador solicitó en su conferencia matutina una reunión de todas las autoridades para abordar el problema, el encuentro realizado en la FES Acatlán no llegó a ningún acuerdo. Se discutieron soluciones como la instalación de un colector marginal y la construcción de cuatro plantas de tratamiento, pero no se definió quién asumiría los costos millonarios.

La ciudadanía cuestionó la ausencia de los desarrolladores inmobiliarios en la reunión, lo que llevó a la suspensión de las pláticas y la falta de seguimiento en la remediación del problema, sugiriendo un posible encubrimiento de los responsables. Entre las empresas involucradas se encuentran Frisa, Profusa y otras 12, operando bajo diferentes nombres pero con los mismos propietarios, como los Funtanet, dueños de Profusa.

Para mejorar la calidad del agua de la presa Madin, se requieren cuatro plantas tratadoras y un colector marginal que impida el envío de agua contaminada a Naucalpan, Atizapán y Tlalnepantla. A pesar de que el agua del embalse no es apta para el consumo humano, se distribuye en 32 comunidades de estos municipios. Un estudio de la maestra del IPN, Marcela Galar, y otro en Barcelona, España, encontraron químicos emergentes en la sangre de las personas que reciben esta agua.

Finalmente, Miramontes advirtió que el descenso de la presa al 40% de su capacidad agravará aún más la escasez de agua en la región.

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