Más de 5,000 kilómetros de cable han sido sustraídos en 18 años, con pérdidas económicas y afectaciones al servicio eléctrico.
Entre diciembre de 2006 y julio de 2024, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) reportó el robo de más de 5,001 kilómetros de cables de cobre y aluminio, con pérdidas calculadas en 893.3 millones de pesos, según datos obtenidos vía Transparencia.
El robo de cable involucra una red que incluye a personas que extraen el material, centros de reciclaje, bodegas y fundidoras, donde el material se procesa para aparentar legalidad. De las más de 7,000 denuncias presentadas por la CFE entre 2016 y 2024, se registraron únicamente 29 detenciones.
Este delito afecta servicios básicos como el suministro eléctrico en hogares, hospitales y centros de seguridad pública, además de presentar riesgos para quienes lo realizan, como accidentes por manipulación de cableado.
El cobre es un material con alto valor en el mercado: un kilo de cable pelado se vende entre 120 y 150 pesos, mientras que una tonelada puede alcanzar los 9,000 dólares en el mercado internacional.
Expertos señalan que la falta de verificación en centros de reciclaje contribuye a esta actividad, ya que no se controla la procedencia del material. Este fenómeno también tiene implicaciones en el comercio internacional.
La CFE no ha emitido comentarios sobre el tema.
