Anathema, en sus inicios, fue considerada una de las bandas pioneras del doom metal en su natal Inglaterra, y desde que los hermanos Cavanagh tomaron el liderazgo, su estilo dio un giro de 180°, pasando a hacer canciones de una índole más progresivo, pero sin abandonar sus líricas introspectivas, incluso pesimistas. Llegando a su pico con el lanzamiento de 2003, A Fine Day to Exit, en la que se explotaba una narrativa que giraba en torno a un personaje que pasaba por un proceso para por fin decidirse por ir al mar y terminar con su vida.
La portada de dicho álbum daba muestras de todo esto, mostrando el tablero de un auto, y en cuyo parabrisas podía observarse una costa, más específicamente, una en San Diego, California. Dicha ubicación se descubriría hasta 14 años después de su lanzamiento, con la llegada del último álbum de la banda, The Optimist, en 2017. El cual buscaba darle continuidad a la narrativa de este personaje.
Desde el inicio del álbum, cuyo título son las coordenadas de la playa vista en el lanzamiento de 2003, nos establece la dirección del álbum, de una forma casi cinematográfica: el protagonista corre hacia su auto, para que una caja de ritmos nos siga en el viaje del protagonista, así llega “Leaving It Behind”, con un tempo acelerado, como si se tratara de la banda sonora de un auto a toda velocidad avanzando por una carretera, tal y como se muestra en la portada; para pasar a dos más guiadas por piano, “Endless Ways” y la homónima “The Optimist” nos remiten al Anathema de 2003 con un mensaje menos fatalista, dando un aire de esperanza, tal y como lo seguirán más adelante. De hecho, en la primera de éstas se continúa con la narrativa.
La banda británica, con el tiempo, se han vuelto más mesurados para describir paisajes a través de la música, “San Francisco” nos transporta a un viaje por varios lugares diferentes gracias a su piano constante y su guitarra punzante. Las siguientes “Springfield” y “Ghosts” establecen un punto de reflexión al protagonista, al mostrarlo confundido y ajeno al lugar donde se encuentra, incluso la música avanza de un post-rock atmosférico y, hasta cierto punto, etéreo, a una pieza guiada por cuerdas. “Can’t Let Go” nos remite de nuevo al viaje en carretera, incluso llega a sentirse familiar con temas que se escucharon antes en el álbum, lo cual crea cierto paralelismo con la letra “I’m coming down this road again”.
Las siguientes canciones, “Close Your Eyes” y “Wildfires” nos remiten a un sentimiento de negación que no atestiguamos desde su álbum de 2003; la primera, una canción casi de cuna, con tintes de jazz, dándole a entender a nuestro protagonista que todo ha sido un sueño; y la segunda siendo como el punto de quiebre, en la que el protagonista se cuestiona sobre su identidad, y de lo que ha vivido todo este tiempo. Así llega el tema alfa del álbum, un tema que comprime todo el álbum, y que remite a lo último que se escuchó de A Fine Day to Exit, lo cual es el coro de la canción oculta “In The Dog’s House”, para terminar con que todo ha vuelto al inicio, el protagonista ha superado su crisis, y se encuentra de regreso en casa.
El álbum, en retrospectiva, es un ejercicio meramente narrativo que busca darle un final a lo que vivió el personaje durante A Fine Day to Exit, y muestra una cara más de Anathema que no era bastante explorada en sus otros trabajos, pues en canciones como “Leaving It Behind” y “San Francisco” se notaban algunos arreglos electrónicos, que no se escuchaban de forma tan protagónica desde aquella “The Storm Before the Calm” de 2012. Incluso, con la separación de la banda en 2020 debido a la pandemia, da una sensación de que la banda ha vuelto al inicio de todo, con su nuevo proyecto, llamado como una de sus obras maestras: Weather Systems.
Sin duda, la narrativa en el álbum se exploró de una forma tan sutil, que a menudo se debía ver en los detalles para encontrar la historia que se estaba contando; a diferencia de lo que hizo Green Day con su American Idiot, que se hacía referencia a todos los personajes en las letras de las canciones, aquí sólo teníamos como pistas una portada, y el título de una canción. Y así, la banda cerró su discografía con su mejor trabajo desde su álbum de 2012, a pesar de que eso podía ser una tarea magistral, y aquí, lo lograron.
—César R. A. Carranza