El 20 de febrero de 1943, en el estado de Michoacán, un evento natural sorprendente tuvo lugar: el nacimiento del volcán Paricutín. Este fenómeno geológico comenzó a gestarse en una zona rural del municipio de Angahuan, cuando una grieta se abrió en la tierra y, de ella, emergió una columna de humo. En cuestión de horas, lo que parecía ser una pequeña fisura se transformó en una gran erupción que alteró la vida de las comunidades cercanas.
Los primeros en ser testigos de este fenómeno fueron Dionisio Pulido y su esposa, quienes al notar que la tierra temblaba y liberaba vapor, se acercaron a investigar. Lo que en un principio parecía un evento aislado pronto se convirtió en una erupción volcánica que sorprendió a todos. A medida que pasaban los días, las emisiones de lava y gases se intensificaron, lo que obligó a las autoridades a tomar medidas. Las localidades cercanas, como Paricutín y San Juan Parangaricutiro, tuvieron que ser evacuadas debido al avance de la lava.
LA EVACUACIÓN Y LA CREACIÓN DE UN VOLCÁN EN TIEMPO REAL
La actividad volcánica no solo alteró el paisaje, sino también las vidas de los habitantes de la región. En las primeras etapas de la erupción, la lava avanzó rápidamente, cubriendo gran parte de la zona y desplazando a las personas de sus hogares. A medida que el volcán crecía, las comunidades cercanas quedaron completamente cubiertas por la lava, y muchas de ellas nunca volvieron a existir.
El Paricutín siguió su curso hasta convertirse en un volcán de una altura considerable, alcanzando los 424 metros. Durante los primeros años de erupción, la lava avanzaba a una velocidad sorprendente, con flujos que llegaban a medir hasta dos metros por hora. Además, las explosiones y las emisiones de gas generaron una gran nube de ceniza que cubrió varios kilómetros a la redonda, afectando las cosechas y la vida diaria de los pobladores.
LA TRANSFORMACIÓN EN UN ATRACTIVO TURÍSTICO Y CIENTÍFICO
A pesar de la destrucción que causó, el Paricutín se convirtió con el tiempo en un atractivo tanto para científicos como para turistas. El volcán, con su proceso eruptivo tan visible, ofreció una oportunidad única para estudiar el comportamiento de un volcán en formación. Investigadores de todo el mundo viajaron hasta la región para observar de cerca el proceso geológico y documentar el crecimiento del volcán.
El fenómeno también fue captado por fotógrafos y artistas que vieron en el Paricutín una fuente de inspiración. El pintor mexicano Dr. Atl, conocido por su fascinación por los volcanes, realizó diversas obras sobre la erupción, mientras que otros escritores y periodistas documentaron el impacto del evento en las comunidades afectadas. A pesar de los riesgos asociados, el volcán se convirtió en un foco de atracción para los curiosos, con una creciente llegada de turistas que querían observar de cerca el espectacular fenómeno natural.
LA ACTUALIDAD DEL VOLCÁN PARICUTÍN
Hoy, más de 80 años después de su aparición, el Paricutín sigue siendo uno de los volcanes más emblemáticos de México. Aunque la última erupción significativa ocurrió en 1952, el volcán permanece en estado de relativa calma. Su actividad cesó, pero la huella de su existencia sigue siendo evidente en el paisaje. La iglesia de San Juan Parangaricutiro, que quedó parcialmente enterrada bajo la lava, sigue siendo uno de los puntos turísticos más visitados, recordando la magnitud de lo ocurrido.
A pesar de su inactividad, el Paricutín sigue siendo una atracción para quienes desean conocer de cerca el impacto de los fenómenos naturales en el entorno. La zona alrededor del volcán se ha convertido en un destino turístico, donde se pueden realizar recorridos para explorar la lava solidificada, las formaciones rocosas y los restos de las comunidades que fueron arrasadas.