“La muerte de animales es tomada como algo cotidiano, pero son seres vivos. Necesitamos crear conciencia para que respeten a los animales, no sólo a los perros, sino a toda la fauna, a todos los seres vivos, porque realmente no somos jueces para decidir que viva o que muera un animal por estar en una situación de calle”, sostuvo Maribel Pichardo, quien es integrante de un grupo animalista.
En el Pueblo Mágico de Xico, en Veracruz, se ha suscitado un envenenamiento masivo de perros; desde inicios de abril han muerto más de 30 canes y esta situación ya provocó que un grupo de pobladores saliera a manifestarse para exigir una investigación.
Los manifestantes, entre activistas y familias, lamentaron que tal parece que la muerte de animales, a manos de quienes han colocado sustancias venenosas, es tomado a la ligera por algunos vecinos, pero debe ser motivo de reflexión. Señalaron que, al ser una zona rural, también han muerto tlacuaches, gallinas y chivos, pues la sustancia se propaga.
“Entre voces se dicen muchas cosas, no podemos actuar de ninguna manera. Simplemente tratamos de hacer un llamado de atención para que toda la gente tome conciencia de lo que sucede”.
Una alternativa que ofrecen a partir de este problema es la esterilización, para evitar la proliferación de animales que luego sigan en la calle y sean víctimas de envenenamientos masivos.
“Hacemos campañas masivas para esterilizar perros y gatos y evitar situaciones que a la sociedad le incomoda el hecho de que un perro esté en la calle, estorbando en la banqueta o que rompan bolsas de basura porque tienen hambre”.
Los animales más abandonados son las hembras que van a tener crías y los cachorros, a quienes envueltos en bolsas de plástico arrojan en la basura, al río o cerca de los parques.
Junto con un grupo de activistas defensores de animales, llevaron a los cadáveres de los canes para que les hicieran un análisis forense a la Fiscalía Especializada en Delitos Ambientales y Animales, para definir cuál fue la sustancia que acabó con sus vidas, pues buscan un castigo para el o los responsables.
Fuente: Excélsior