TRASPLANTE DE CORAZÓN: UN PROCEDIMIENTO QUE CAMBIA EL CURSO DE LA VIDA

Cada 6 de junio se conmemora el Día Mundial de los Pacientes Trasplantados, una fecha que invita a observar el papel de los trasplantes como solución médica ante enfermedades críticas, especialmente la insuficiencia cardíaca avanzada. Este día no solo visibiliza la tecnología detrás de la operación, sino también las decisiones humanas que la hacen posible: la donación de órganos.

En Argentina, más de 160 personas esperan hoy un trasplante de corazón. En lo que va del año, se han realizado 51 intervenciones de este tipo. La cifra, aunque significativa, sigue siendo menor frente al número de pacientes que viven con formas severas de falla cardíaca. Los trasplantes se convierten en una opción cuando los tratamientos farmacológicos y quirúrgicos no logran revertir el deterioro del músculo cardíaco.

Especialistas del Instituto Cardiovascular remarcan que un trasplante no inicia en el quirófano, sino con un seguimiento clínico prolongado. Médicos, psicólogos, trabajadores sociales, nutricionistas e infectólogos participan desde las primeras etapas hasta el postoperatorio. Cada intervención representa una coordinación precisa entre equipos que, a contrarreloj, preparan la extracción, traslado e implantación del órgano.

Uno de los desafíos es la distribución geográfica de los centros especializados. Mientras la mayoría se concentran en el Área Metropolitana de Buenos Aires, más del 60 % de los pacientes en lista de espera se encuentran en otras provincias. Esta desigualdad territorial impacta en los tiempos de respuesta y en las posibilidades reales de concretar un procedimiento exitoso.

Otro punto clave es la infraestructura. Para que el corazón llegue a destino en condiciones adecuadas, se emplean dispositivos de preservación avanzados, como los sistemas de perfusión ex vivo. Estos permiten mantener el órgano fuera del cuerpo en estado funcional, lo cual incrementa la probabilidad de un implante exitoso.

La tasa actual de donación en el país es de 17,7 donantes por millón de habitantes. Aunque representa una mejora respecto a años anteriores, continúa siendo baja en comparación con otras naciones como España, que supera los 50 donantes por millón. Este dato resalta la necesidad de fomentar la donación desde una perspectiva comunitaria y educativa.

El seguimiento posterior al trasplante requiere constancia. El paciente debe someterse a controles periódicos, análisis clínicos y biopsias para monitorear posibles rechazos. El compromiso con la medicación inmunosupresora es esencial para evitar complicaciones. El éxito de un trasplante no se limita al momento de la cirugía; implica una adaptación a nuevas rutinas, una vigilancia continua y una conciencia renovada sobre el cuidado de la salud.

El Día Mundial de los Pacientes Trasplantados no solo homenajea a quienes han recibido una segunda oportunidad. También interpela a quienes aún no han considerado convertirse en donantes. En un sistema que depende tanto del avance médico como de la voluntad social, cada decisión cuenta. Y cada órgano donado puede representar una vida extendida, reconfigurada, retomada desde otro lugar.

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