HABEMUS PAPAM: ROBERT FRANCIS PREVOST SE CONVIERTE EN LEÓN XIV

La Iglesia Católica entra en una nueva etapa con la elección de Robert Francis Prevost como el nuevo Papa, quien ha tomado el nombre de León XIV. Su elección no solo es histórica por ser el primer pontífice nacido en Estados Unidos, sino también por representar una figura con una trayectoria única que conecta lo académico, lo pastoral y lo misionero. Su vida es un puente entre culturas, pueblos y formas de entender la fe.

Nacido en Chicago en 1955, Prevost fue criado en una familia de raíces católicas profundas, con madre de origen hispano. Ingresó a los Agustinos de San Agustín y fue ordenado sacerdote en 1982. Su vocación lo llevó lejos de los templos del norte global: fue misionero durante años en el norte del Perú, donde aprendió no solo el idioma, sino la realidad cruda de comunidades golpeadas por la pobreza, la desigualdad y la violencia.

Durante más de una década, vivió en Chiclayo, donde se convirtió en un referente pastoral. Fue maestro de novicios, superior regional y, finalmente, obispo. Su liderazgo combinaba cercanía con la gente y una visión institucional clara. En 2014, fue designado Obispo de Chiclayo, cargo que ejerció con profundo compromiso social y diálogo con otras expresiones religiosas.

Antes de su consagración episcopal, había tenido ya una proyección internacional. En Roma, fue Prior General de la Orden de San Agustín entre 2001 y 2013, liderando la congregación a nivel mundial. Desde esa plataforma, se vinculó con los procesos globales de la Iglesia y conoció de primera mano los retos contemporáneos del catolicismo en Asia, África, América y Europa.

Su formación académica es igualmente robusta: obtuvo el doctorado en Derecho Canónico por la Universidad Gregoriana de Roma, lo que le dio herramientas clave para moverse en los espacios institucionales del Vaticano.

En 2023, el Papa Francisco lo nombró Prefecto del Dicasterio para los Obispos, uno de los cargos más estratégicos dentro de la Santa Sede. Desde ahí, fue responsable de examinar los perfiles de obispos en todo el mundo, participando activamente en la elección de los líderes pastorales más influyentes del catolicismo.

Esta confianza de Francisco en Prevost se tradujo en una relación cercana, de respeto mutuo. Para muchos dentro del Vaticano, Prevost era un hombre con perfil de sucesor: comprometido con las reformas de Francisco, pero con su propio estilo sereno, pragmático y firme.

UNA VISIÓN PARA UNA IGLESIA MÁS CERCANA, UNIVERSAL Y HUMANA

Como León XIV, ha dejado clara su visión desde el primer momento: una Iglesia sin muros, abierta al diálogo, presente en los márgenes del mundo y con un fuerte compromiso con la justicia social. No ve al catolicismo como una fortaleza que debe defenderse del mundo, sino como un puente entre culturas, generaciones y realidades sociales.

Quiere continuar las reformas estructurales iniciadas por Francisco, pero con un enfoque más pastoral que político: promover una Iglesia sin clericalismos, más horizontal, con voz para los laicos, las mujeres y las comunidades históricamente silenciadas.

Defiende el cuidado de la creación como mandato espiritual, el acompañamiento a los migrantes y la promoción de la paz en un mundo atravesado por guerras y exclusiones.

Hoy, como León XIV, lleva consigo una Iglesia global, una sensibilidad latinoamericana, una mirada pastoral y una profunda experiencia en gobierno eclesial. Conoce los márgenes, pero también los centros del poder religioso. Ha caminado entre los pobres y entre los cardenales. Esa mezcla, rara pero poderosa, es lo que muchos ven como una esperanza renovada para el catolicismo en tiempos de cambio.

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