El vuelo 694 de Delta, que viajaba de Detroit a Los Ángeles, cambió su ruta debido a una emergencia. Un cachorro a bordo comenzó a mostrar signos de malestar durante el trayecto. La tripulación decidió desviar el avión y realizar un aterrizaje de emergencia en Minneapolis para atender al animal.
En pleno vuelo, la tripulación preguntó si había un veterinario entre los pasajeros. Un pasajero, que resultó ser veterinario, se ofreció a estabilizar al cachorro. Su intervención, junto con el equipo médico que esperaba en tierra, permitió que el animal recibiera atención inmediata al aterrizar. El cachorro fue atendido con éxito tras el desembarco.
El desvío retrasó el vuelo más de dos horas, pero los pasajeros no presentaron quejas. Al aterrizar, muchos aplaudieron la decisión de priorizar la vida del cachorro. El incidente destaca cómo la tripulación y los pasajeros se unieron ante una situación crítica, colocando el bienestar del animal por encima del itinerario.