El equinoccio de primavera es un fenómeno que ocurre debido al movimiento de la Tierra alrededor del Sol y su inclinación axial. En este punto, el día y la noche tienen aproximadamente la misma duración, lo que significa que la duración de la luz solar es casi igual en ambos hemisferios. Este fenómeno no solo marca el inicio de la primavera en el hemisferio norte, sino también el inicio del otoño en el hemisferio sur.
El equinoccio tiene un valor cultural significativo en diversas civilizaciones. En la antigua Grecia, por ejemplo, se asociaba con el retorno de la diosa Perséfone del inframundo. En otras culturas, este día era señalado por festividades relacionadas con la renovación y el renacer de la naturaleza.
Este evento ocurre dos veces al año: uno en marzo, el equinoccio de primavera, y otro en septiembre, el equinoccio de otoño. Ambos marcan momentos de transición en las estaciones, influyendo en el comportamiento de la naturaleza, la agricultura y las tradiciones culturales. A nivel científico, el equinoccio de primavera es uno de los puntos clave del calendario solar utilizado para medir el tiempo.