El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, emitió una declaración en la que calificó como inaceptable el golpe de Estado que derrocó al gobierno en Madagascar, y exigió la restauración del orden constitucional. Según el comunicado, Guterres instó a las fuerzas involucradas a respetar la legalidad institucional y retomar el proceso democrático.
El cambio de poder tuvo lugar luego de semanas de manifestaciones juveniles y con el respaldo de unidades militares que removieron al presidente Andry Rajoelina del cargo. El coronel Michael Randrianirina declaró el establecimiento de un consejo militar de transición con un plazo máximo de dos años para organizar elecciones.
La reacción internacional incluyó la decisión de la Unión Africana de suspender la participación de Madagascar en sus actividades y enviar una misión diplomática al país. Francia, Estados Unidos y otros gobiernos pidieron el respeto a los derechos fundamentales y la vuelta al Estado de derecho.
