Clyde Tombaugh, autodidacta y visionario, no solo construyó su propio telescopio a los 21 años, sino que también destacó al unirse al Observatorio Lowell en 1929. Allí, utilizó su telescopio para realizar detallados dibujos de Marte y Júpiter. Su contribución más destacada surgió de la búsqueda de un hipotético noveno planeta. En 1930, con tenacidad, descubrió Plutón, elevando su estatus en la astronomía.
A pesar de las controversias sobre la clasificación de Plutón, Tombaugh dejó un legado duradero. Falleció en 1997, pero en 2006, como un último homenaje, sus cenizas fueron enviadas en la sonda New Horizons, llevando consigo la historia de un hombre que convirtió obstáculos en oportunidades estelares.