CONDICIONES URBANAS Y CAMBIO CLIMÁTICO FAVORECEN AUMENTO DE RATAS EN CDMX

La Ciudad de México podría estar registrando un aumento en la población de ratas debido a factores ambientales y humanos, según investigaciones recientes y declaraciones de especialistas en ecología urbana.

Aunque no existen censos oficiales sobre la cantidad de ratas en la capital del país, reportes ciudadanos y datos de plagas en redes sociales indican su presencia creciente en calles, coladeras, parques y viviendas. De acuerdo con la bióloga Ella Vázquez Domínguez, del Instituto de Ecología de la UNAM, existen múltiples condiciones en la ciudad que podrían estar facilitando la proliferación de estos animales.

Entre los factores señalados se encuentran la acumulación de residuos en espacios públicos, el aumento en la producción de basura en edificios habitacionales y comerciales, la reducción de áreas verdes y el crecimiento del comercio informal. Estos elementos, combinados, estarían generando un entorno propicio para el acceso constante de alimento y refugio para los roedores.

Además, Vázquez Domínguez advirtió que la disminución de predadores naturales, como consecuencia del desarrollo urbano, también puede contribuir a la expansión de las ratas. La especialista señaló que la falta de control en residuos y la limpieza irregular en mercados y tianguis incrementan el riesgo de infestaciones.

Un estudio internacional publicado en Science Advances, aunque centrado en 16 ciudades globales, respalda estas observaciones. Según sus autores, los inviernos más cortos producto del calentamiento global están alargando los ciclos reproductivos de las ratas, lo que podría traducirse en más generaciones por año. Los investigadores también destacaron que el aumento de temperatura y densidad poblacional en zonas urbanas incrementa las oportunidades para la supervivencia de estos roedores.

Ante este escenario, especialistas recomiendan medidas específicas para mitigar el crecimiento de la población de ratas en entornos urbanos. Entre las propuestas se incluyen el almacenamiento adecuado de basura, campañas de limpieza, monitoreo constante, inspecciones sanitarias y educación ciudadana para detectar señales tempranas de infestación.

Las autoridades sanitarias señalan que estos animales representan un riesgo para la salud pública, al ser transmisores de enfermedades como leptospirosis, hantavirus e infecciones gastrointestinales, además de portar parásitos como pulgas y garrapatas.

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