Xbox ha decidido dar un giro a su estrategia y reducir su participación en la competencia de hardware de consolas. En lugar de centrarse exclusivamente en la venta de consolas, Microsoft está apostando por su servicio de suscripción Game Pass como el eje principal de su modelo de negocio. Esta decisión también implica una expansión de sus juegos exclusivos a otras plataformas como PlayStation y Nintendo Switch, ampliando el acceso a su contenido más allá de sus propias consolas.
El principal cambio en la estrategia de Xbox es su enfoque en ofrecer un servicio accesible desde una variedad de dispositivos, lo que significa que los usuarios podrán jugar a sus títulos favoritos sin necesidad de una consola específica. Además, con la adquisición de Activision Blizzard, títulos como Call of Duty y otros juegos de alto perfil llegarán a más plataformas, lo que refuerza el compromiso de Microsoft con un enfoque multiplataforma.
A pesar de esta transición hacia el software, Xbox no dejará de lado las consolas. Continuará desarrollando nuevas versiones de sus dispositivos, pero el foco de la compañía estará en ofrecer sus juegos y servicios a un público más amplio a través de plataformas como PlayStation, Steam y el uso de su infraestructura en la nube con Azure. Esta nueva dirección refleja un cambio significativo en el mercado de videojuegos, donde la competencia ya no se limita solo a las consolas, sino a los servicios y la accesibilidad en múltiples plataformas.