El orgasmo es un proceso fisiológico que ocurre al final de la excitación sexual y se caracteriza por contracciones musculares en el área pélvica, seguidas de sensaciones de placer y relajación. Durante este evento, diversos neurotransmisores juegan un papel fundamental en la creación de las sensaciones placenteras que se experimentan en el cerebro.
Uno de los neurotransmisores clave en este proceso es la dopamina, responsable de generar la sensación de placer y recompensa. Al alcanzar niveles máximos durante el orgasmo, provoca una intensa sensación de euforia.
Otro neurotransmisor que se libera en grandes cantidades es la oxitocina, conocida como la “hormona del amor”. Su liberación promueve el vínculo emocional y la intimidad, fortaleciendo los lazos afectivos entre los individuos involucrados en el acto sexual.
Además, el cerebro secreta serotonina, un neurotransmisor relacionado con la regulación del estado de ánimo y el bienestar emocional, contribuyendo a una sensación general de satisfacción y felicidad. Esto evidencia que el orgasmo no solo es un evento físico, sino también una experiencia mental que involucra diferentes aspectos emocionales y psicológicos.
